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Lecciones del home office

Actualizado: 31 ago 2020

Qué nervios. El regreso a la oficina está cada vez más cerca en la editorial para la que trabajo. Para otros, la pandemia integró al home office en sus vidas de forma indefinida.


La necesidad de confinarnos fue un cambio tremend para quienes jamás habíamos trabajado desde casa, algo mucho más profundo que adecuar un espacio en el hogar. A mí, de entrada, se me descompuso la rutina a la que había estado acostumbrada por años (y no es queja, en medio de todo, agradezco profundamente poder quedarme aquí).


Lo primero que descubrí fue que ir a la oficina de lunes a viernes se había convertido en el elemento externo que organizaba gran parte de mi vida. Ahora sé que puedo hacer mi trabajo a la distancia —que ello tiene muchas ventajas y especiales retos de comunicación y organización—, pero esta certeza me abrió los ojos a nuevas posibilidades. Aunque ese es tema para otro post.


El asunto aquí es que, ante la falta de ese organizador externo, la responsabilidad de planearme el día recayó totalmente en mí. La adultez, le llaman. Uno nunca sabe cuántas formas puede tener su dependencia hasta que le toca vivir una pandemia.



Así, en los casi cuatro meses que tengo en casa he experimentado todo tipo de días, en los que el común denominador para estar lo mejor posible es abrazar mi necesidad de ser flexible y de tener momentos de recreación: ver cuánto han crecido las plantas, hornear galletas, volver a ver las 7 temporadas de Parks and Recreation, empezar una rutina de skincare, o seguir un tutorial para pintar acuarelas.


Hay días en los que no me he quitado la pijama, que trabajo en el sillón (y al principio también en la cama, pero no lo recomiendo si de veras se quiere evitar sentir pena por si mismo) y otros en los que me siento arreglada en el escritorio en punto de las 9am.


Lo que más me ha funcionado en esta nueva rutina, tanto a nivel personal como laboral, es intentar tomar cada día como viene. Practicar abandonar mis exigencias y hacer una lista con lo que es importante lograr. Es decir, prestarle atención a mi organizador interno: saber qué es lo que necesito y atender estas necesidades a fin de estar en las mejores condiciones posibles conmigo misma y con los demás. Al final, como plantea el autor Nigel Marsh en su Ted Talk, es nuestra responsabilidad procurarnos un balance entre nuestra vida y el trabajo desde las pequeñas acciones. Abajo les comparto el video.


Otras experiencias

Algunas de mis personas favoritas nos comparten qué les dice su organizador interno y qué han hecho para mantenerse motivados trabajando desde casa:


Arianna Trujano, escritora y communication strategist

Esto es como el Club de la Pelea: la primera regla del home office es: no hay reglas. Yo soy el tipo de persona que trabaja por objetivos y lo que me gusta es ajustar mis horarios a diferentes objetivos en el día. Definitivamente recomiendo (y esto me funcionó al principio cuando recién empezaba a tener gente a mi cargo) hacer una lista de tareas por proyecto o por cliente, porque muchas veces trabajando remoto si eres tú el punto de contacto de las solicitudes del jefe o cliente, si no ves a tus coworkers o subordinados se te olvida delegar

Y si pones tooooodo en una lista, es bien fácil identificar las tareas que puedes delegar.

Nunca he necesitado "oficina" porque siempre me ha gustado trabajar en pijama, peeeeero tengo que hacer ejercicio para que la postura no me afecte. Es un must.

Cristina Alonso, escritora, editora y cofundadora de care mx, sitio enfocado en el bienestar mental y emocional:

Siempre he sido bastante organizada con mi tiempo, y por lo general no tengo problema en entregar las cosas, aunque a veces me tarde un poco, suelo llegar al deadline. Durante esta época de encierro, lo que más me cuesta es la motivación: recordar que sigue habiendo un mundo allá afuera al que volveremos eventualmente, y que es importante seguir haciendo cosas, por pequeñas que parezcan.  Mi trabajo de todos los días es probablemente la conexión más fuerte que tengo con "el mundo real", y aunque la industria editorial y la del turismo están rodeadas de incertidumbre, agradezco mucho tener algo qué hacer para sentirme productiva y de alguna manera, contribuir en lo que se pueda a que mejore el panorama. Personalmente, me ha servido mucho seguir horarios (en la medida de lo posible), estar en contacto constante con mi equipo para no sentirme tan aislada, y arreglarme aunque nadie me vea. También me ha ayudado mucho hacer ejercicio en las mañanas, cosa que antes ODIABA. Pero una vez que me despierto temprano y ya le pongo "palomita" a ese pendiente, tengo más energía para hacer lo demás.

Particularmente siento que mis clases de yoga me han mantenido cuerda en estos meses. 

Paulina Villaseñor, fotógrafa editorial

Me ha funcionado que Kala (su HERMOSA labrador que pueden seguir aquí) duerma conmigo porque su hora de ir al baño es entre 7:15 y 7:45. Eso hace que me levante temprano salgo al parque con ella y le doy dos vueltas y me regreso. A partir de eso a veces hago ejercicio en la mañana, o simplemente empieza mi día, sigo con mis costumbres que tenía en la oficina, tomar todo el agua que pueda y mi hora de comida que se ha recorrido.

Ahora puedo decir que en estos casi 100 días hice ejercicio un mes completo, otro medio mes seguí y luego es como esté de ánimo.

Yo siento que si es clave por que te mantiene activo y te da un tipo de sensación padre, pero la verdad en esta locura de encierro no es a fuerza.

Aldo Padilla, melómano y gerente comercial en Dynmo

Lo que he hecho para motivarme es todo lo posible por demostrar que puedo ser igual o más eficiente trabajando desde casa, buscando la posibilidad de que quede como algo permanente esta forma de trabajar. Para organizarme me ha funcionado, para empezar, seguir la misma rutina de antes en cuanto a despertarme, bañarme, etcétera. Abrir varios canales de comunicación con las personas con las que tengo alguna relación laboral, desde juntas diarias de seguimiento al inicio del día, utilizar nubes o drives para poder trabajar en conjunto con varias personas alguna cosa en específico y también disponibilidad 24 horas para sacar pendientes que se hayan pasado o quedado colgados poder trabajar en ellos a la hora que los recuerde, día o noche.

Yo me estoy esforzando por tener horarios más establecidos, pero al final, no me cuesta trabajo poder apagar o prender la compu conforme considere que tengo que hacerlo.



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